domingo, 20 de mayo de 2012


“El muralismo latinoamericano en el posmodernismo Aproximación y continuación de reflexiones.


El muralismo latinoamericano en el posmodernismo
Aproximación y continuación de reflexiones.                                                                                                                                          
Abordar el muralismo en las últimas décadas, se hace necesario dilucidar algunos aspectos más notables que refleja éste sistema socio, económica y política en el orden de la vida; y cómo afecta o incide en el desarrollo y procesos de las economías socio culturales de nuestros grupos sociales y sociedades.
No hay duda que el posmodernismo, aparece como continuidad del sistema capitalista, con una renovada política económica apoyada con una tecnología de punta mediática y una cultura globalizante. Los países con mayor potencia económica son quienes dictan los planteamientos y normas a seguir a través de sus estrategias, instrumentos y los medios de información masiva que, son los que mantiene desinformadas a las sociedades o informados según sus conveniencias políticas y económicas.
            La caída del bloque socialista, el muro de Berlín, el fracaso de las revoluciones de América Latina, fueron hitos que incidieron en la desplome y  el desvanecimiento de las utopías, de la lucha por conquistar las soberanías y los propios procesos de desarrollo de cada pueblo que están en el cordón hemisférico.
Sin embargo las contradicciones siguen siendo las mismas y más graves, los problemas sociales, económicos y el tema de los Derechos Humanos siguen teniendo su grandes atropellos y abusos,  entre ellos: el desempleo, la salud, lo ecológico, la equidad, la justicia, la recuperación de los espacios y soberanías étnicas, la tierra, la igualdad de género, la trata de personas, la violencia intrafamiliar, el trabajo forzado de la niñez, la violencia juvenil e intrafamiliar, la migración masiva. También están: las minas de cielo abierto, el analfabetismo, el agua, la falta de seguridad, la libertad de expresión, la drogadicción y el alcoholismo, el tráfico de armas y de drogas, la discriminación, la impunidad, la corrupción, el racismo, la pobrezas extrema, etc., son los males de siempre.
Esto desde luego, afecta más la manera de concebir, sentir, hacer la cultura y las relaciones humanas, impactando la manera de crear y producir arte.
En esta vía de avatares, el muralismo como fenómeno cultural y expresión popular, está definitivamente en este marco de relaciones, sus hacedores inmersos, son afectados en la cosmovisión creadora. Pero, frente a esto y como respuesta, el muralismo y sus artistas, se han expandido aun mas en todo el continente, como una respuesta pública, replanteándose su expresión plástica, su modalidad, su dinámica, su incorporación a la sociedad como militancia  artística, política y estética a favor de las comunidades rurales, campesinas y urbanas, barrios, grupos étnicos, sindicatos, entre otros.
El accionar tiene el ingrediente de ser más colectivo, más comunitario, y germina a partir de las propias necesidades de los actores y creadores, es un instrumento de comunicación didáctica, de mostrar y enseñar los valores de la vida, la historia, de los temas problemas; o bien, para la recreación de la vida cotidiana, simbolizar o representar los ritos, mitos, el folclor, las reivindicaciones, los anhelos del presente y del futuro. En esa diversidad de temas, la expresión con el signo plástico es una manifestación del arte popular, se hace más puntual, más regional, más específico según las necesidades de expresar las temáticas, que están intrínsecamente en sus propias realidades.
Los muralistas como parte del tejido social, tienen un compromiso con el ser humano del presente y con su historia, parten de esta noción, acuñando y fortaleciendo su responsabilidad y compromiso social con una ética y estética solida, para producir un arte en la vía pública. Es así que, individual y colectivamente se labora y se intervienen los espacios públicos como una ventana leal donde se rubrica la expresión de un sector o conglomerado social.
El proceso de producción está ligado a sitios y grupos humanos, los diseños, selección y preparación de las paredes, hasta llegar a la creación, son tratados de manera colectiva, es así que, la iconografía, composición y resolución plástica es tratada desde las más virtuosas hasta las más ingenuas o “naif”. Se reflejan los temas más sentidos y sensibles de su entorno, posibilitando una toma de conciencias social y cultural, además, de un enriquecimiento generoso que tiene el ser humano de pensar y reflexionar sobre los profundos cambios necesarios en su realidad concreta.
De allí, la noción de la territorialidad, de pertenencia, empoderamiento e identidad de la temática y del objeto como producto estético. Una valoración importante que permite a la comunidad, la re significación, valoración del proceso de trabajo, de la producción y consumo estético, del objeto como hecho artístico, y  el reconocimiento de la labor del artista, lo que consecuentemente se traduce en el componente retroalimentarío, social y humano.
En esta dinámica, hay muchos creadores que además de hacer su obra personal, acompañan dichas gestas, puedo citar a: Marcelo Carpita, Gerardo Cianciolo, Fernando Calzoni, Julia Kuzzysyn  y Kike Yorg, (Argentina), Rubén Arúe y Diana Sckhafety (Paraguay), Lorgio Vaca (Bolivia), Gustavo Chávez Pavón (México), Leonel Cerrato y Rafael Tellez Lazo (Nicaragua), Ender Cepeda (Venezuela), Juan Moreira y Alicia Leal (Cuba), Mono González (Chile), Álvaro Sermeño (El Salvador) y este servidor, para mencionar algunos.
Asimismo, un fenómeno artístico-cultural interesante e importante que surge desde la década de los cincuenta, son los grupos de artistas producto de los movimientos políticos; nacen colectivos, brigadas o grupos de muralismo o arte público, que se aglutinan a partir de intereses, voluntades, marcos estéticos, teóricos, ideológicos y conciencias sociales afines o comunes.
Así, en éste proceso está La Brigada Ramona Parra, BPR., de Chile, uno de los colectivos más antiguos que se ha mantenido desarrollando hasta le fecha una amplia trayectoria, experiencia y producción. La BPR., desde luego que se alimenta de su historia, de su realidad y del  muralismo mexicano, nace en  acompañando la elección presidencial del Dr. Salvador Allende; hasta la fecha continua trabajando en todo Chile y fuera de éste, acompañando los procesos reivindicativos de sindicatos, escuelas, de los pueblos originarios, la recuperación de las fábricas, de la tierra, etc.
Es importante subrayar que la “Brigada Ramona Parra”, marca una iconografía, un estilo muy particular y muy propio. Sus imágenes fileteadas o modeladas con líneas oscuras o negras, le dan la fortaleza  de monumentalidad  y armonía al color, a la iconografía y a la composición barroca, notándose una fiel aprehensión de iconos propios de su cultura, de su territorialidad, identidad, y el rescate de la memoria histórica. Destacar a uno de sus fundadores, llamado popular y cariñosamente “Chin  Chin”, con más de 80 años que continua avivando, siendo ejemplo vivo del compromiso estético público, aun a su edad sigue  subiéndose los andamios juntos al colectivo de jóvenes muralistas.
De esta herencia chilena, surgen artistas como el ex miembro de la BPR.,  el Mono González y colectivos como “Paredes pintan”, “Los Oberoles cantan” y otros.
En Argentina, retomando la experiencia de grupos pasados como es el caso del “Grupo Espartaco” (1959) con Ricardo Carpani, el “Grupo Greda” (1970) con Rodolfo Campodónico, Omar Braquetti, Victor Grillo, Hugo Córdova, Néstor Berrillas y González Carone; “Grupo la Peña”, con Juan Carlos Castagnino, Ítalo Grassi y otros.
De esta herencia surgieron en la décadas de los 80 y  90, cito algunos como: “MUROSUR”, con Marcelo Carpita y Gerardo Cianciolo, “Arte Ahora”,  con Juan Carlos Soto, Fernando Calzoni, José Kura y otros. “El Colectivo Político Ricardo Carpani”, “El grupo Gambartes”, “Paredón y Después”, “Grupo Escombros” y el “Taller de Arte Jaguar Azul” (1998) constituido por Fernando Calzoni, Julia Kuzzysyn, Kike Yorg, Isaías Mata y otros creadores de distintos géneros de las artes.
Importante es señalar y reconocer que el Taller de Arte Jaguar Azul, se quedaron laborando Fernando Calzoni y Julia Kuzzysyn, una dupla muy importante, creativa, propositiva y muy laboriosa. Han realizado grandes iniciativas y esfuerzos de Encuentros de Arte Público en Corrientes, Argentina, además de crear una escuela del esgrafiado que ha irradiado a toda la Argentina, Chile, Paraguay, Bolivia, México y otros países.
En Bolivia, en 1950, surge el “Grupo Anteo”, con los maestros muralistas Walter Solón Romero Miguel Alandia Pantoja, y Lorgio Vaca (que aún continua produciendo murales), escritores, poetas, músicos, fotógrafos e intelectuales. De ese nacimiento del muralismo boliviano. Surge hereditariamente, en esta última década “Red Apacheta” y el más reciente “Arterias Urbanas”.
También está ”La Brigada Martha Machado” de Cuba y en Paraguay, recientemente, el grupo “YVYTU”.
En El Salvador, en la década de los 90, surge de la Asociación de Trabajadores del Arte y la Cultura ASTAC (1983) “El colectivo de muralismo ASTAC”. Con Álvaro Sermeño, Òscar Vázquez, Mario Mata, Miguel Hernández e Isaías Mata, creando murales comunitarios en distintas comunidades rurales y marginales en el país.
Por otro lado, el arte público en América Latina ha tenido grandes representantes y una producción abundante e importante en las últimas tres décadas. Son referentes fuertes y significativos países como: México, Cuba, Nicaragua, Argentina y Chile, donde se han realizado varios encuentros de  muralismo o arte público, así como un enorme despliegue de intervenciones y producciones en espacios públicos, donde se discute y se reflexiona el arte público en la actualidad.
Desde la trilogía muralística con David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera, José Clemente Orozco, y luego con el pos muralismo, desde entonces hasta el presente, ha tenido un impacto estético en todo Latinoamérica, Los Estado Unidos Canadá y en Europa.
No puedo omitir, que en Los Estados Unidos y Canadá, la presencia de artistas latinos, los mexicoamericanos y los oriundos, producen obra de intervención pública con temas afines y muy propios de sus realidades y comunidades. Expresan sus raíces identitarias, tales como: la migración, la solidaridad, la historia, la agricultura, el trabajo, o bien temas de la vida cotidiana o hibrida, la herencia mexicana, lo religioso, la nostalgia e iconos de la revolución mexicana o de sus propios países de origen. Mencionar algunos exponentes como: Juana Alicia Montoya, Miranda Bergam, Susan Cervantes, Michael Ríos, Judy Baca, Raúl González, Jesús Campusano y este servidor, entre tantos.
A manera de conclusión, considero ésta pequeña charla es un intento de aproximación al muralismo Latinoamericano en el posmodernismo. Es un esfuerzo de interpretar y valorar los componentes, y la fuerte dinámica que se viene produciendo en las tres últimas décadas en nuestros países  latinoamericanos. Su interés, sus necesidades, la importancia que tiene en la sociedad.
Creo que, todo sistema político, económico, tiene sus contradicciones y el arte público es una expresión de las contradicciones y de consecuencias; surge precisamente de la necesidad de ser un grito, un verbo, una expresión activa y viva desde la individualidad y nacida colectivamente en el seno de la biodiversidad de comunidades, donde se transpiran los anhelos y las problemáticas comunes, la necesidades y aspiraciones de un cambio por conquistar nuevas conciencias utópicas.
También, señalar que hacer muralismo,  no es un mero ejercicio plástico, no es llevar o es el simple el traslado de una obra de caballete a una pared, es crear composiciones monumentales en edificios públicos con una iconografía comprometida con el ser social  y de la situación socio política, puede ser poli argumental, es otredad, no es el yo individual, es colectivo, plantea las  contradicciones de la naturaleza humana y la búsqueda de la esencia del ser social e histórico, y éste como centro y eje de los procesos de desarrollo socio –cultural. Es imperativamente la necesidad de interpretar y plasmar lo regional a lo universal, es una manera de reflexionar plástica y monumentalmente sobre la realidad y la historia del presente con un futuro prospectivo, esto se resume en una práctica estética y política.
Finalmente, el arte público como expresión muralística constituye -más allá de las grandes contradicciones del sistema y de las adversidades que este impone-, ser un diálogo abierto, franco y ético entre artistas – comunidad o sociedad, es recrear simbólica y representacionalmente las realidades, historias y anhelos de las comunidades y pueblos, para abonar a construir un mundo más solidario, más justo en armonía con todos los seres humanos y con el mundo.
Isaías Mata
Artista Visual-Muralista
17 de mayo de 2012