domingo, 17 de junio de 2012


Reflexiones sobre los Pueblos Originarios

Foto de Walter Trujillo. Pueblo Yanomami
 El marco jurídico político de los Estados nacionales, plantea que todas las personas somos iguales ante la ley, con los  mismos derechos y obligaciones. Sin embargo, en la práctica de la realidad, las diferencias sociales, étnicas  y de marginalidad son asimétricas, las cuales, se expresan en las formas de relación  y convivencia social en el plano político, económicos social y cultural. Un ejemplo claro de esto, es como se concibe la cultura de los pueblos originarios, categorizándose y tratándose como folclor.

Intentando hacer una aproximación de los pueblos Originarios, muy a pesar de la avalancha de marginación histórica en las que se han visto sometidos, encontramos un ejercicio de resistencia y de lucha con sistemas simbológicos que les provee  los contenidos y rasgos identitarios.  Por ejemplo, el espacio, es uno de los componentes primigenios que les da sentido de pertenencia, es un argumento y valor simbólico importante que los robustece y los ha vigorizado a través de los años, es decir, el espacio delimita un entorno, un territorio como noción, el ámbito socio cultural donde esta ejercida su cosmovisión, su práctica e identidad comunitaria, existe el sentimiento ancestral que, ellos pertenecen a un espacio y el espacio les pertenece como originarios.

El continente, denominado ABYA-YALA “este es el término con que los Cuna (Panamá) denominan al continente americano en su totalidad; significa "tierra en plena madurez", fue sugerida por el líder aymara Takir Mamani, quien propone que todos los indígenas lo utilicen en sus documentos y declaraciones orales. Esto representa una clara apropiación consciente del territorio, es el espacio que constituye, la región donde sus rasgos han tenido una conexión directa viva con el medio ambiente, un arraigo fuerte con la naturaleza, parte y fuente intrínseca de la vida de la historia de este continente, a la cual ellos le guardan respeto, adoración y una jerarquía primaria, es decir la Pacha Mama, que es el suelo de sus ancestros y nicho de sus identidades, la proveedora y la que cohesiona su cosmovisión.

En esa conciencia histórica, que se ha transmitido de generación en generación, la tradición oral ha jugado un rol vital, fundamental para la aprehensión de su historia; los Pueblos Originarios identifican el pasado prehispánico como origen y como los depositarios herederos del espacio y de sus tradiciones.

Este universo simbológico,  tienen vigencia, en tanto que, se expresa a través de  sus formas de organización y de las prácticas en torno a las creencias, formas rituales, de convivencia y en el lenguaje, deriva en situ, la cohesión y el mantenimiento de los rasgos socio culturales; síntesis de su cosmovisión impregnada en la vida cotidiana, haciendo uso de los espacios públicos y privados que suministra la conexión comunitaria y el sentido de pertenencia.

El ritual comunitario, entre otras expresiones, es parte dinámica y viva de la memoria colectiva, marca los ciclos de vida, religa el transcurso del tiempo anual, el espacio temporal  que condensa y exalta las creencias compartidas; en este rasgo, se propicia el fortalecimiento de las identidades, se reconocen entre si como semejantes, otredad  distintos y se diferencias de las sociedades citadinas.

Asimismo, el lenguaje ritual constituye un instrumento de reproducción socio cultural altamente significativo, conectado a las prácticas religiosas que, se nutre y se reelaboran los referentes identitarios históricos. Presupuesto cultural que, constituye, pensamiento y una forma singularmente de sentir, que se traduce en la cosmovisión y cosmogonía.

El sometimiento, la transculturación, la idea del “progreso” la noción del desarrollo y lo moderno, el racismo disfrazado, que oculta la explotación y marginalidad, crea por un lado la pérdida sensible de valiosos elementos de la cultura  y de la memoria histórica, es el etnocidio. Por ejemplo, el cambio de la indumentaria, la extinción del lenguaje,  que son rasgos visibles de la identidad étnica, es sinónimo de la relación asimétrica socio cultural. En Esta relación, constituye un resorte al acecho continúo a la desaparición de los valores identitarios.

Los Originarios, han resistido y han luchado por preservar, darle continuidad a sus propios procesos culturales y el fortalecimiento de sus rasgos identitarios; siendo la tierra el eslabón fundamental para sus luchas, un eje transversal que ha permitido la retroalimentación para el mantenimiento de sus identidades, frente al desmedido crecimiento urbano y de las ciudades.

En la tierra, se encuentran sus territorios, el sentido de pertenencia, por ello la significación de la defensa contra la destrucción atroz de los entornos naturales y de los recursos vitales como el agua, la flora y la fauna, son hechos que se convierten en atropello a las soberanías, falta de respeto por la igualdad de derechos, de los espacios que, históricamente han develado una profunda  relación, que va mas allá de la simple idea de la propiedad.


Ahora bien, reflexionando sobre la relación del Estado y de los Pueblos Originarios, entendemos que es el Estado, quien tiene una enorme e histórica deuda con los pueblos originarios,  tiene y debe reconfigurar su papel o rol en estas relaciones, no para su uso y explotación de los rasgos socio culturales expuestos en los escaparates y denigrándolos en el mercado folclórico, como tradicionalmente se hace a través del turismo y la mercadología que irrespeta nuestra cultura ancestral.

Siempre está el momento, que el Estado tome una posición responsable para hacer un análisis serio, de pactar compromisos donde se respete la mulculturalidad, la equidad, la autodeterminación y soberanía, lo cual exige el reconocimiento de los derechos civiles, políticos sociales, culturales y la territorialidad de los Pueblos Originarios.

Esto por supuestos, amerita además, de la voluntad política, un análisis profundo en lo  económico, político, social, jurídico y cultural, para posibilitar una redefinición política de las relaciones, que derivará una articulación global de la sociedad. El Estado deberá crear mecanismos y compromisos reales sustentados en la equidad y el respeto a las soberanías, con políticas y estrategias sustentables de desarrollo para el fortalecimiento de los Pueblos Originarios en abono a la dignificación, el respeto y recuperación de la memoria histórica. Significa entonces, reconocer al pueblo como un hecho plural, intercultural y  multicultural.


Isaías Mata.

Anexo link
 http://vulcanusweb.de/dialogando/indigenas-latinoamericanos.htm
 
(Fundação Nacional de Saúde - Funasa)
Davi Kopenawa Yanomami avec des enfants de Watoriki
©JP Razon/Survival. Fotos de Walter Trujillo

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