domingo, 12 de mayo de 2013





Mural ‘’500 Años de resistencia’’
Iglesia San Pedro, La Mission, San Francisco, CA.

Su historia.
El padre Jack Isaac, párroco de la iglesia San Pedro, hombre visionario, sensible, solidario, humilde, con su voz y su iglesia a  favor del pueblo. Fue quien me comisionó la creación de este mural. ‘’Quiero que la gente de esta comunidad latinoamericana del barrio de la Mission, se sienta orgullosa de sus pueblos y de su historia”. El padre Jack, se vio preocupado del choque cultural de los inmigrantes, de cómo se manifiesta en la perdida de los valores identitarios, de su memoria histórica, proceso en el cual  la cultura dominante subordina a la cultura del inmigrante.

1492 a 1992, eran 500 años de la venida de Cristóbal Colon, y en todo el continente se manifestó de diversas formas el hecho de un mal llamado descubrimiento. Las etnias y los movimientos sociales de la sociedad civil progresista de todo el continente, lanzaron su voz de protesta, se manifestaron en contra de un etnocidio, del saqueo espiritual y material, de la imposición de otra cultura, convirtiéndose la conquista en la sistematización prolongada de una historia del exterminio, de la violación a las soberanías, a la autodeterminación y a los Derechos Humanos.

El título  de 500 años de resistencia”, no fue casual, fue la intención de retomar y afirmar algunos aspectos de los valores identitarios de nuestra franja latinoamericana,  el intento de narrar la historia del pasado hasta la historia del presente. De alguna manera, fue la simbiosis de construcción del Sacerdote Jack Isaacs y este servidor.

Fue el gesto aproximativo de reivindicar a los pueblos, las etnias, la multiculturalidad, al inmigrante latinoamericano en Los Estados Unidos, a ese profundo complejo proceso de mestizaje, al reinvento cotidiano de los pueblos que luchan por mantener sus utopías y los esfuerzos de identidad, a ese profundo bagaje de la memoria histórica, a los valores cosmogónicos, a ese intenso río de diversas corrientes que viven con su profundo sentimiento identitario.

Su inicio y producción en 1992
El mural fue producido, primero por la visión del Padre Jacks Isaacs, por el apoyo y participación de la comunidad del barrio de la Mission, la feligresía y los comerciantes que dólar sobre dólar, respaldaron económica y moralmente la propuesta que se les presentó en un diseño, el cual fue aprobado para su producción. Demando casi 9 meses en su creación, Walter W. Godoy (salvadoreño) y Fred Avilés (mexicano norteamericano) fueron temporalmente apoyos en la producción del mural.

Argumento visual

Calle 24, Barrio La Misión
El mural intenta visualmente reconocer la cosmovisión de los pueblos originarios donde la muerte es parte del ciclo de la vida, siendo el renacer en nueva formas de vida, en la tierra, en las plantas, en la cosecha, en la vida misma para continuar los procesos de la vida. Está lleno de existencia, con agua, cerros montañas, cosechas, un cielo despejado y al centro una mujer que anuncia la vida con un caracol y cortada las cadenas de la esclavitud espiritual y material. Es el inicio argumental del mural.



La conquista, desde el uso del caballo, la pólvora y las ojivas; es la  expresión real de invasión, del saqueo, de violación, del dolor, es el flanco de la muerte, metafóricamente es la puerta del infierno, la antítesis de la vida. Estas imágenes invasivas, encuentran la resistencia de los pueblos y el trabajo como forma de dignificación del ser humano. En la parte superior, un fondo con distintas formas, colores y tonos que tiene la tierra; en ella, un indígena alado y crucificado, pero igual resistiendo los embates, en su mano una lanza y un machete instrumentos de caza, trabajo y a la vez de lucha. Y un búfalo que de alguna manera representa la relación cosmogónica de las etnias de Norteamérica. Una mano obrera, gigante, hace el gesto con fuerza y determinación con trabajo, y un alto a las conquistas.

En la parte inferior, está  un rostro de perfil con firmeza con fisonomía Maya, que encara las conquistas junto a rostros mestizos. Está el hombre jaguar, o Jaguar, un valor-símbolo altamente significativo y mágico, de las culturas Mesoamericanas y Sur América con su yaguareté (jaguar), representado en cientos de expresiones como: asientos, figurillas o estatuillas, sellos, en murales, en los códices, en las escalinatas de las pirámides, al Dios de la lluvia Tláloc, representado con colmillos de jaguar, etc. Y la maternidad y las artes textiles de los pueblos originarios.

En un rinconcito, aparece la flora con la candidez de una niña.

En la parte superior de la siguiente pared, una escultura monumental de la cultura Olmeca, a un costado un libro abierto con dos versiones de la creación del ser humano, a la derecha la visión religiosa occidental del catolicismo, y según el profeta Isaías, y a la izquierda, la visión del Popol Vuh, libro sagrado de los Mayas y con una paloma guardiana de la paz y la justicia. Y en la esquina el Dios del Maíz como símbolo de la cultura Mesoamericana.

En la parte inferior, se destaca una mujer indígena emulando a la virgen con símbolos circulares, como estrellas o iconos del uno (1) número maya. Seguido de rostros étnicos y mestizas que habitan en todo el continente. Orienta un colibrí que emerge del sol que es parte de la cultura pre inca del valle de Nazca de Perú. En la esquina, con un ángulo que gira a la calle Florida, en pose de oración está la mujer maíz, desnuda, la tierra o Pacha Mama o madre tierra, que nace del sol, que es luz y vida a la vez.

Calle Florida
Continúa la otra mitad de la mujer maíz, en la parte inferior, dos niños, son el futuro y camino hacia la paz. En la parte superior, están algunos personajes con fe religiosa y sensibilidad social que han aportado significativamente a la justicia a la paz y a la dignidad, la Santa Kateri Tekakwhitza, Monseñor Oscar Arnulfo Romero (asesinado en El Salvador en 1980), el Padre Miguel Hidalgo y Costilla, prócer de la independencia de México, Martin Luther King (asesinado en 1968), abogado de la etnia negra de Los Estados Unidos y Fray Bartolomé de Las Casas, defensor de los esclavos durante la conquista.




En el centro de la pared, se acentúa una enorme rueda, simbolizando el desarrollo de los pueblos, que es empujada y halada por la diversa multiculturalidad étnica. Al final de la pared, está  la ciudad, que de ahí surge la población multiétnica demandando derechos y reivindicaciones a favor de la paz, justicia, equidad y los derechos laborales con protagonistas anónimos del pueblo, así como, actores históricos que han abonado a la comunidad como  el padre Jack Isaacs y el líder César Chávez.


Restauración, abril 2013
Después de veintiún años, el mural estaba deteriorado, fundamentalmente la pared de la calle Florida. José Artiga (salvadoreño) contactó a este servidor en El Salvador, para que viniera a restaurarlo, es así que, se formó un Comité de apoyo de restauración, siendo sus integrantes: Eileen Purcell, Jeannette Sacchery Secretaria de la Parroquia,  Susan Cervantes muralista, fundadora y directora  de Precita Eyes Mural Center y José Artiga de SHARE Foundation. El comité inicio los esfuerzo a principios del año de 2013. Los fondos para la restauración (compra de materiales, andamios, pasaje, honorarios, etc.) fue por el aporte económico de: comerciantes, feligreses, líderes comunitarios, vecinos de la comunidad, sacerdotes y amigos del Padre Jack Isaac, sindicatos y amigos.


Se emprendió el proceso de restauración el 4 de abril, y se concluyó el 20 de abril de 2013. Se utilizaron algunas técnicas restauración con la participación del restaurador puertorriqueño Aureliano (Yano) Rivera, administrado por Precita Eyes Murals. Incorporándose voluntariamente Mario López Cativo (salvadoreño), la norteamericana Jenny Ferrigno, y el apoyo de Alberto Miguel Sandoval. Finalmente, se incorporó  el muralista Ernesto Paul (Coyote Cruising) y destacar la participación en su momento de las niñas Caidin y Simone Ferrigno, y Emilia Lubet, que a su nivel apoyaron este esfuerzo.

Dejo expreso mis altos agradecimientos, al Comité de restauración del mural, a Precita Eyes Mural, a Susan Cervantes, a mi equipo de trabajo, a mis amigos, compañeros, a la familia Ferrigno que me brindaron su apoyo, a los vecinos, al Padre Manuel Estrada, Párroco de la Iglesia San Pedro, a todas y todos que de distinta forma gravitaron y brindaron sus energías a favor de este noble gesto para recuperar el mural de 500 Años de Resistencia, que intenta llevar el mensaje de vida y de la memoria histórica, y que seguirá siendo parte integral del corredor cultural de este barrio.


Igualmente, mis agradecimientos a la Mesa de Supervisores (Board of Supervisors) de la ciudad de San Francisco, California, en especial al Supervisor David Campos, por la Resolución de Declaratoria de considerar el mural ’’Tesoro de la Ciudad de San Francisco’’, al Obispo Auxiliar del Arzobispado, el Obispo William Justice por bendecir el mural y a mis amigos: el poeta salvadoreño Jorge Argueta y Jorge Molina, por brindar un ritual indígena en el acto de reinauguración.

Isaías Mata
Pintor y muralista salvadoreño
San Francisco, California. 30 de abril 2013